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Homenaje a Jacques Yves Cousteau

"Jacques Cousteau"
Jacques-Yves Cousteau 
(Padre del buceo moderno, inventó la escafandra autónoma
que permitió respirar y moverse con libertad bajo el MAR)        

  • No somos muchos humanos en la tierra, quienes tenemos la suerte  de conocer el paisaje mas lindo, mas colorido (con toda la gama de colores existentes) creado por Dios!!!
  • Esta página se la dedico a esos pocos que conocemos el gran secreto del fondo el mar!!! 







Una ventana abierta al abismo inescrutable!!
La primera vez que vi de cerca las feroces fauces de un tiburón tigre  cabreado fue a finales de los años 70 y el comandante Cousteau estaba allí... Aquella impactante escena ocurrió dentro de un estrecho tubo de rayos catódicos pero, para mi mente adolescente, fue un hecho decisivo que marcó mi vida. Hoy, llevo ya cerca de 25 años sumergido permanentemente en el mundo submarino y he tenido la suerte de vivir esa misma situación muchas veces en cuerpo y alma y, aún hoy, me hago la misma pregunta que Jacques Cousteau se hizo al final de su carrera: «Cuando haces submarinismo y te encuentras con un tiburón, ¿qué haces? Pues, sinceramente, no tengo la respuesta adecuada a esta pregunta». Quizá, ésta fue una de las poquísimas cuestiones que nunca pudo desvelar este explorador francés cuando hablaba de su mundo del silencio.

Jacques Cousteau es a los submarinistas lo que Mahoma a los musulmanes. Una especie de gurú espiritual que no sólo marcó las bases del buceo moderno, inventando en 1943, junto al ingeniero francés Emile Gagnan, la escafandra autónoma —el regulador que permitió respirar y moverse con total libertad bajo el mar—, sino también la filosofía de nuestro papel en los océanos, el concepto conservacionista que hoy caracteriza a los buceadores. Hasta ese momento, el océano se consideraba un lugar peligroso e inaccesible. Hoy, cerca de ocho millones de personas practican el submarinismo en todo el mundo con total seguridad.

Sin embargo, más importante que todo esto fue el papel de divulgador que desempeñó a lo largo de su vida. Con sus más de 120 documentales sobre la vida bajo el mar, consiguió abrir una ventana a una dimensión que, hasta ese momento, estaba llena de oscuridad y misterio. A través de sus populares series televisivas, por primera vez millones de hogares se inundaban de agua salada, de arrecifes de coral, de feroces tiburones y de misteriosos naufragios. La Humanidad, por fin, podía asomarse sin miedo a este apasionante abismo subacuático. La ventana que un día se atrevió a abrir el comandante en nuestros televisores se convirtió en una puerta abierta a un mundo inexplorado... 

Cousteau se fue, pero su legado permanecerá eternamente. Los buceadores le recordaremos siempre, tocado con la gorra roja de los escafandristas, y repitiendo (con la voz en castellano con ligero acento francés que le prestaba Rafael Taibo en los documentales): «Cada vez que nos sumergimos, aprendemos algo nuevo». Y es que, afortunadamente, nuestros océanos aún siguen siendo mundos inescrutables. 

La mente del visionario
PABLO JÁUREGUI

Jacques Cousteau no sólo era un

 artista de la imagen, sino también un artesano de la palabra. Al igual que su colega español Félix Rodríguez de la Fuente, los documentales del mítico oceanógrafo seducían al espectador tanto por la belleza hipnótica de su fotografía, como por la elocuencia de su inimitable voz (que en castellano se encargó de doblar Rafael Taibo). El comandante del 'Calypso' describió mejor que nadie las maravillas ocultas del mundo submarino, y fue el primero en lanzar un S.O.S. planetario para alertar sobre su deterioro. Éstas son algunas de sus 'perlas' más inolvidables.

«La gente protege lo que ama»

Carta de Jean-Michel Cousteau a su padre

Cuanto más recuerdo a mi padre, Jacques Cousteau, y su legado, más cuenta me doy de que sigue siendo parte de nuestra época y de lo diferentes que podrían ser las cosas si le hubiéramos escuchado con más atención. Fue un pionero que echó abajo barreras con sus inventos, como el Aqualung y las cámaras subacuáticas, pero también un visionario en el sentido de que comprendió las consecuencias de las tendencias de las que fue testigo. Previó los riesgos de la tecnología nuclear y de sus residuos; predijo las devastadoras consecuencias de la pesca abusiva, de la sobreexplotación del hábitat y del cambio climático; habló sistemáticamente del crecimiento de la población y de las tensiones del sistema natural.

Jacques Cousteau, junto con mi hermano y conmigo mismo, fundó una de las primeras organizaciones ecologistas para dar a conocer los  problemas que nos íbamos encontrando y para educar a la opinión pública internacional. Escribió para las Naciones Unidas el borrador de los 'Derechos de las Generaciones Futuras' como vehículo para expresar el principio de sostenibilidad y de gestión responsable de los recursos. Constantemente puso su brillante intelecto al servicio de soluciones globales. Nunca dejó de hacerlo hasta que, por decirlo con sus propias palabras, se quedó 'desconectado'.

Ejerció otro poder que es muy poco frecuente: de una manera poética, dio sentido a lo incomprensible y nos proporcionó a cada uno de nosotros una forma de observar el mundo que hacía posible la acción. Por ejemplo, en una orilla aislada del Amazonas, justo cuando acabábamos de soltar una nutria marina a la que habíamos llamado Cacha, mi padre se volvió hacia mí y, desbordado por la emoción, me dijo: «Jean-Michel, la gente protege lo que ama». Eso ha representado para mí el lema del trabajo de mi padre y un símbolo del compromiso que todos nosotros debemos asumir con el mundo que nos rodea.
La guerra de los Cousteau

ALFREDO MERINO

La muerte de Philippe, el hijo 'elegido', fue el inicio del fin de la imagen que el mundo tuvo del comandante
«Jacques-Yves es irrepetible. Yo sólo soy un eslabón más de la maquinaria y si le preguntas a él, te dirá lo mismo. Pero no es cierto; él es el origen de todo y nosotros sólo somos sus ayudantes». Philippe Cousteau me contestó convencido de sus palabras, una noche de 1979, en la entrega anual de los premios de Adena, la primera organización conservacionista importante que hubo en España en los albores del ecologismo. E hizo que comprendiera que estaba hecho de la pasta especial de la saga iniciada por su padre, el mítico Capitán Planeta.
Lamentablemente, a los pocos meses de aquella conversación, el joven y brillante oceanógrafo moría víctima de un accidente, en un naufragio cruel cerca de la desembocadura del Tajo, en Portugal, mientras revisaba su hidroavión. La desaparición del segundo hijo del comandante fue un torpedo en la línea de flotación de la saga conservacionista más popular de la Historia y el comienzo de la deriva en la que se ha visto inmersa la marca Cousteau, la única que podría haber abanderado con garantías la lucha por la conservación del medioambiente.
Dos décadas después, en el inicio de los fastos del centenario del nacimiento del comandante, los herederos han concluido una guerra feroz por hacerse con su legado que ha desencadenado en la pérdida de credibilidad de su apellido. Tras la muerte de Philippe, Cousteau apeló a su primogénito,Jean-Michel, para que sustituyera a su hermano al frente de las expediciones del 'Calypso' y las series televisivas. Éste vivía como arquitecto alejado de sus parientes, pero acudió a la llamada y se consagró a la causa. Permaneció 12 años como vicepresidente de la Cousteau Society. Hasta comienzos de los 90. En aquellas fechas, al margen de su trabajo con la Cousteau Society, desarrolló un ambicioso proyecto de turismo de lujo y medioambiente. Un 'eco-resort' en el archipiélago de las Fidji, cuyos mercantilistas fines se disimulaban bajo el marchamo ecologista del apellido familiar. El viejo no estaba dispuesto a ello y demandó a su hijo por lo que consideró uso indebido del apellido. En 1996, un año antes de morir, ganó el pleito que impedía a Jean-Michel utilizar la marca Cousteau. Tiempo atrás, en 1990, el comandante enviudó de su primera mujer, Simone, y se casó con Francine Triplet, antigua amante con la que había tenido dos hijos cuando estaba con Simone.

Jean-Michel se alejó de su padre y fundó su propia sociedad, Ocean Futures Society. Bajo su sombrilla ha desarrollado una docena de proyectos en escogidos lugares del mundo. Algunos, muy controvertidos. En 1997 murió Jacques, y Jean-Michel por una parte, los hijos de su hermano Philippe (Alexandra y Philipe Jr.), por otra, y la viuda Francine en una tercera, se enzarzaron en una disputa por su herencia. Cousteau dejó al morir una inmensa fortuna, materializada en los barcos 'Calypso' y 'Alción', y los derechos de explotación de más de un centenar de documentales y películas, así como innumerables libros, enciclopedias y otras publicaciones que generan millones de euros.

Ninguno ha estado dispuesto a perderla, sucediéndose los litigios, hasta que se ha fallado el definitivo. Los tribunales han dado la razón a Francine, la viuda. Sólo puede utilizar la marca Cousteau ella, perdón, la Cousteau Society y el Equipo Cousteau, empresas que preside. Según ha señalado Francine en exclusiva a ELMUNDO.es: «Mi familia es el planeta y las personas que viven en él. Por esto, el comandante donó el trabajo de toda su vida al Equipo Cousteau y a la Cousteau Society, a nadie más. Nosotros sólo hacemos que se cumpla su voluntad». Así ha acabado la guerra de los Cousteau. Un conflicto que debilitó a todas las partes implicadas y que ha dilapidado la imagen del hombre que regaló el fondo de los océanos a la Humanidad.




Murió el 25 de junio de 1997. El 30 de junio se celebró el funeral por el Comandante en Notre Dame.

  • «La Humanidad ha hecho más daño a la Tierra en el siglo XX que en toda su historia anterior».
  • «La gente protege aquello que ama».
  • «Las misiones imposibles son las únicas que tienen éxito».
  • «La población mundial debe estabilizarse, pero para lograr esto tendríamos que eliminar a 350.000 personas cada día. Es un planteamiento tan horrible que no deberíamos ni mencionarlo. Pero la situación en la que nos encontramos es lamentable».
  • «Si no estamos dispuestos a cambiar, desapareceremos de la faz de la Tierra y nos reemplazarán los insectos».
  • «Muchas personas atacan al mar, yo le hago el amor».
  • «El agua y el aire, los dos fluidos esenciales de los que depende la vida, se han convertido en los basureros del planeta».
  • «El mar, el gran unificador, es la única esperanza del hombre. Ahora, más que nunca, aquella vieja frase tiene un sentido literal: estamos todos en el mismo barco».
  • «Si los océanos de nuestra Tierra murieran —esto es, si, de algún modo, la vida de pronto desapareciera—, sería la más formidable, pero también la más  definitiva, de las catástrofes en la Historia atormentada del hombre y de los demás animales que con él comparten este planeta».
  • «Ningún acuario, ninguna pecera en un 'marineland', por muy espaciosa que sea, puede replicar las condiciones del mar. Y ningún delfín que vive en uno de esos acuarios o 'marinelands' puede ser considerado normal».
  • «El mar, una vez que te hechiza, te engancha en su maravillosa red para toda la eternidad».
  • «El hombre, de todos los animales, es probablemente el único que se considera a sí mismo un ser exquisito».
  • «La única ambición de mis películas es mostrar la verdad sobre la naturaleza y estimular en la gente el deseo de saber más».
  • «No soy ecologista por los animales. Soy ecologista por las personas».
  • «¿Qué es un científico, al fin y al cabo? Es un hombre curioso, mirando por una cerradura, la cerradura de la naturaleza, intentando descubrir lo que está  pasando».
  • «La felicidad de la abeja y la del delfín es existir. La del hombre es descubrir esto y maravillarse por ello». 
                                                                                           Frases del Marino